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De la cuna a la tumba: Los impactos ambientales del carbón

1 de junio de 2001
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La industria de la energía eléctrica es el mayor contaminante tóxico del país, y el carbón, que se utiliza para generar más de la mitad de la electricidad producida en Estados Unidos, es el más sucio de todos los combustibles. Desde la extracción hasta la limpieza del carbón, pasando por el transporte, la generación de electricidad y la eliminación, el carbón libera numerosos contaminantes tóxicos en nuestro aire, nuestras aguas y nuestras tierras. A nivel nacional, el impacto acumulado de todos estos efectos se ve magnificado por las enormes cantidades de carbón que se queman cada año, casi 900 millones de toneladas. Promover un mayor uso del carbón sin proporcionar también salvaguardias medioambientales adicionales sólo aumentará este abuso tóxico de nuestra salud y nuestros ecosistemas.

Los oligoelementos contenidos en el carbón (y otros que se forman durante la combustión) son un gran grupo de contaminantes diversos con una serie de efectos sobre la salud y el medio ambiente. Constituyen un problema de salud pública porque, a niveles de exposición suficientes, afectan negativamente a la salud humana. Se sabe que algunos causan cáncer, otros perjudican la reproducción y el desarrollo normal de los niños, y otros dañan los sistemas nervioso e inmunitario. Muchos de ellos son también irritantes para las vías respiratorias y pueden agravar afecciones como el asma. Son una preocupación medioambiental porque dañan los ecosistemas. Las centrales eléctricas también emiten grandes cantidades de dióxido de carbono (CO2), el gas de efecto invernadero responsable en gran medida del cambio climático.

Los efectos sobre la salud y el medio ambiente causados por las emisiones de las centrales eléctricas pueden variar a lo largo del tiempo y del espacio, desde los episodios a corto plazo de polvo de carbón soplado desde un tren que pasa hasta la dispersión global a largo plazo del mercurio, pasando por el cambio climático. Debido a diferentes factores como la geología, la demografía y el clima, los impactos también variarán de un lugar a otro. Por ejemplo, los efectos de la minería del carbón pueden ser la mayor preocupación en las regiones carboníferas del país, mientras que la exposición por inhalación puede ser el principal riesgo en un entorno urbano y, en las zonas rurales menos pobladas de América, el deterioro de la visibilidad y la niebla pueden ser motivo de especial preocupación.