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Abocardado

Los datos de la EPA muestran el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes del petróleo y el gas

2 de noviembre de 2018 Área de trabajo: Metano

Cuando la EPA publicó los datos sobre las emisiones industriales de gases de efecto invernadero de 2017 en Estados Unidos a principios de este mes, la industria del petróleo y el gas se apresuró a señalar que sus emisiones de metano habían disminuido entre 2016 y 2017. Analizaremos la tendencia de las emisiones de metano en futuras entradas del blog. Sin embargo, primero queremos ver el panorama general, porque resulta que las emisiones generales de gases de efecto invernadero de la industria del petróleo y el gas en realidad aumentaron entre 2016 y 2017. Lo peor de esta historia es el marcado aumento de la práctica derrochadora de quemar gas de los pozos petrolíferos, que aumentó un 28% en todo el país entre 2016 y 2017.

La quema se produce cuando las compañías petroleras no tienen un oleoducto en un pozo de petróleo, o el oleoducto no puede manejar todo el gas del pozo, por lo que las compañías queman el gas que producen (o una parte de él) mientras siguen produciendo petróleo. La quema es terrible por muchas razones:

Abocardado
Fuente: http://blogs.edf.org/texascleanairmatters/files/2015/06/flaring.jpg

Entonces, ¿por qué las empresas están quemando tanto gas? Tanto en la cuenca del Pérmico, en Texas y Nuevo México, como en la zona de Bakken, en Dakota del Norte, que han liderado el aumento de la quema de gas, las empresas han perforado en busca de petróleo a un ritmo vertiginoso. Y en estas dos cuencas sale mucho gas natural junto con ese petróleo. En la mayoría de los casos, las empresas pueden prever cuándo una cuenca tendrá altos niveles de gas asociado, y deberían poder planificar en consecuencia la construcción de gasoductos para llevar el gas desde los pozos hasta las instalaciones de procesamiento. Pero, con demasiada frecuencia, las empresas ignoran este paso de planificación en su afán por perforar más pozos, o siguen adelante con la perforación aun sabiendo que no podrán capturar el gas que producirán. Así que, en lugar de capturar este gas y llevarlo al mercado, lo queman.

En la cuenca del Pérmico, las emisiones deCO2 procedentes de la combustión en antorcha aumentaron un 33% entre 2016 y 2017. Casi la mitad de la quema de gas del país se produce en esta cuenca. Se espera que la quema del Pérmico aumente en 2019 -quizás de forma drástica-, lo que supondrá una mayor contaminación innecesaria de carbono y un mayor impacto en la calidad del aire en Texas y Nuevo México.

En Dakota del Norte, la quema de gases alcanzó su punto máximo en 2014, impulsada por los altos precios del petróleo y un entorno normativo laxo. Desde entonces, los bajos precios del petróleo han reducido el ritmo de perforación de pozos, dando la oportunidad a la infraestructura de gas natural de ponerse al día con los pozos. Además, los límites de quema a nivel estatal han supuesto un incentivo adicional para que las empresas reduzcan sus niveles de quema, aunque estos límites nunca fueron muy efectivos (muchas empresas quemaron por encima de los límites estatales de quema sin ninguna sanción de los reguladores*). Pero a medida que la perforación comenzó a repuntar en 2017, la quema de gases también comenzó a aumentar, y lamentablemente, alcanzó niveles récord este verano. Está claro que Dakota del Norte está haciendo muy poco para controlar la quema de gas, y nuestra calidad del aire -y el clima- sufren innecesariamente como resultado.

La industria no está limpiando el derroche de gas de forma voluntaria, y las directrices estatales excesivamente permisivas como las de Dakota del Norte no están reduciendo esta contaminación. Por eso estamos luchando para preservar las sensatas normas de 2016 de la Oficina de Administración de Tierras para la explotación de petróleo y gas en tierras federales y tribales, que exigirían a los operadores planificar adecuadamente los nuevos pozos para garantizar que el gas procedente de ellos se capture y no se queme, y reducir la quema de los pozos existentes. Además, lucharemos por las normas estatales y seguiremos examinando los impactos en la salud de esta práctica contaminante y derrochadora.

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