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La regulación funciona: Cómo la ciencia, la defensa y una buena normativa se combinaron para forzar una reducción masiva de la contaminación de las centrales eléctricas y de los impactos en la salud pública

20 de febrero de 2014

En 1996, se fundó Clean Air Task Force para lanzar un esfuerzo de limpieza de las emisiones de las centrales eléctricas de carbón. Nuestro principal objetivo era reducir masivamente sus emisiones de mercurio, dióxido de azufre (SO2), óxidos de nitrógeno (NOx) y dióxido de carbono (CO2). Por ello, el primer paso de CATFfue documentar los impactos de la contaminación de las centrales eléctricas mediante una serie de estudios que analizaban los impactos, desde la deposición de mercurio, el smog de ozono, el calentamiento global y la contaminación por partículas finas.

En nuestro estudio inaugural, publicado en el año 2000, analizamos la contaminación por partículas finas de las centrales eléctricas y su impacto en la salud en todo el país. Utilizamos las metodologías propias de la EPA, y contratamos a sus propios consultores, para calcular el impacto que la contaminación por partículas finas de las centrales eléctricas estaba teniendo en la salud de Estados Unidos. Los resultados fueron sorprendentes, y el impacto del propio informe también. El objetivo de sanear las centrales eléctricas de carbón entró de lleno en la escena política, tanto en el Congreso como en la carrera presidencial, donde tanto Al Gore como George W. Bush abrazaron la idea de reducir los cuatro contaminantes.

Por supuesto, en la defensa pública, nada que merezca la pena es fácil. Han pasado 14 años y por fin estamos alcanzando los objetivos que la campaña se propuso por primera vez. Gracias a la promulgación de leyes y reglamentos estatales, a la aplicación de las leyes existentes y a la finalización de nuevos reglamentos para el mercurio a través de la Norma de Mercurio y Tóxicos del Aire (MATS), y para el SO2y NOx a través de la normativa de la EPA sobre el transporte de la contaminación atmosférica interestatal, las repercusiones en la salud pública han disminuido drásticamente. La última pieza del rompecabezas se está ensamblando ahora, a través de las regulaciones de la EPA para abordar las emisiones de CO2de las centrales eléctricas nuevas y existentes. Ha sido un largo camino, pero el logro es enorme.

Para ilustrar esto, veamos sólo la contaminación por partículas finas de las centrales eléctricas, que se forma por la emisión de SO2 y NOx. En 2000, 2004 y de nuevo en 2010 CATF publicó estudios basados en el trabajo de Abt Associates en los que se cuantificaban las muertes y otros efectos nocivos para la salud atribuibles a la contaminación atmosférica por partículas finas resultante de las emisiones de las centrales eléctricas. Nuestro estudio de 2004 mostraba que los impactos de las centrales eléctricas superaban las 24.000 muertes al año, pero en 2010 ese número se había reducido a unas 13.000 muertes, debido principalmente al impacto que estaban empezando a tener las acciones estatales y federales. Utilizando los datos de emisiones más recientes, en nuestra actualización de 2014, CATF ha descubierto que unas 7.500 muertes al año son atribuibles a la contaminación por partículas finas de las centrales eléctricas de Estados Unidos . Aunque esta cifra sigue siendo demasiado alta, representa una reducción drástica de los impactos en la salud de las centrales eléctricas en los últimos 14 años.

Este descenso refleja las reducciones de la contaminación debidas a una serie de iniciativas reguladoras y de aplicación federales y estatales apoyadas por CATF, incluidas las normas MATS y de contaminación atmosférica interestatal, y la aplicación activa de las leyes existentes, como la Revisión de Nuevas Fuentes (NSR). Desde 2004, estas medidas han reducido las emisiones de SO2 y NOx, los principales componentes de la contaminación por partículas finas, en un 68% y un 55% respectivamente. Este resultado se ha conseguido gracias a la casi duplicación del número de depuradores, la tecnología utilizada para reducir el SO2 instalados en las centrales eléctricas, así como la retirada de muchas centrales de carbón antiguas, ineficientes y muy contaminantes. Sin embargo, a pesar de estos avances, algunos miembros de la industria energética y varios estados recalcitrantes persisten en tratar de anular en los tribunales la normativa sobre MATS y sobre contaminación atmosférica interestatal, e invertir esta tendencia que salva vidas.

El estudio actualizado muestra que una normativa estricta que exija un control riguroso de las emisiones puede tener un impacto espectacular en la reducción de la contaminación atmosférica en todo el país, salvando vidas y evitando una serie de otros efectos adversos para la salud pública. El estudio también muestra que algunas zonas del país siguen sufriendo niveles innecesarios de contaminación por parte de las centrales eléctricas que podrían limpiarse con la aplicación de tecnologías probadas de control de emisiones.

Así pues, nuestra lucha para limpiar las emisiones mortales de las centrales eléctricas no ha terminado en absoluto, pero la línea de meta está claramente a la vista.

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