Ir al contenido principal

Dejamos las cosas claras acerca de la bioenergía

Cuando CATF comenzó a examinar el impacto climático de los biocombustibles en 2006, la mayoría de las ONG ambientalistas apoyaban firmemente la quema de plantas para producir energía. Sin embargo, el análisis de CATF reveló que la producción de biocombustibles a gran escala incrementaba la demanda de cultivos básicos y motivaba a los agricultores de todo el mundo a convertir las tierras naturales en tierras de cultivo, un proceso que transfería el carbono del suelo y las plantas a la atmósfera. Del mismo modo, dado el enorme volumen de madera necesaria para alimentar plantas de energía a escala comercial, una mayor dependencia de la producción de energía basada en biomasa podría socavar la capacidad críticamente importante de los bosques para absorber dióxido de carbono.

Nuestra crítica sostenida y estimulada por el análisis del impacto climático de los biocombustibles erosionó todo argumento ambiental a favor de los biocombustibles convencionales y reforzó la oposición a aquellas políticas que subvencionaban su producción entre las ONG y, cada vez más, entre miembros clave del Congreso, lo que ayudó a prevenir nuevas prórrogas de los subsidios a los biocombustibles.

Desde que se promulgó el Estándar de Combustibles Renovables federal (RFS), CATF ha realizado contribuciones legales y técnicas buscando transformar la política de biocombustibles para priorizar aquellos más beneficiosos para con el clima. CATF convenció a la Corte de Apelaciones del Circuito de DC de los EE. UU. para impedir que la EPA eximiera las emisiones de biomasa de la regulación de la Ley de Aire Limpio (2013), persuadió a la EPA de eliminar la combustión de biomasa de entre las opciones de cumplimiento en la versión administrada federalmente del Plan de Energía Limpia (2016).

Aprenda más acerca de nuestro trabajo en bioenergía y uso del suelo.