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Quema de metano

Salir del punto muerto: Convertir las emisiones peligrosas en acción por el clima

15 de noviembre de 2024 Área de trabajo: Metano

Este artículo se publicó originalmente en Euractiv.

Los avances en la lucha contra el cambio climático se ven a menudo estancados por un clásico problema de acción colectiva: aunque las repercusiones del cambio climático afectan a todos, los costes inmediatos son localizados, lo que tienta a empresas y países a dar prioridad a los beneficios creados a corto plazo frente a las repercusiones colectivas a largo plazo.

Sin la suficiente coordinación y cooperación, las partes interesadas a menudo no se dan cuenta de que trabajando juntos podrían salir mejor parados que trabajando solos. Este fenómeno se aplica en general al impulso de la acción climática, pero también es evidente en soluciones específicas, como abordar las emisiones de metano.

El sector del petróleo y el gas debe superar los obstáculos

El metano es un potente gas de efecto invernadero que atrapa 80 veces más calor queel CO2 en 20 años, y es responsable de casi la mitad de nuestro calentamiento neto hasta la fecha. Cuando se libera acelera el calentamiento global, pero cuando se aprovecha este gas puede venderse para generar energía y calentar hogares.

Sin embargo, a pesar de los claros beneficios económicos, climáticos y energéticos, el sector del petróleo y el gas sigue siendo uno de los mayores emisores de metano del mundo, en gran parte debido a un problema de acción colectiva. Captar y aprovechar estas emisiones exige la cooperación de empresas, financiadores y países. A menudo, deben poner en común recursos, compartir infraestructuras y realizar inversiones a corto plazo.

Por ejemplo, los operadores que extraen, procesan y venden gas pueden tener que facilitar a los operadores petrolíferos de los yacimientos adyacentes el acceso para utilizar sus instalaciones de procesamiento. Esto puede requerir mejoras de las infraestructuras y complejos acuerdos contractuales. En otros casos, la puesta en común del gas extraído por distintas empresas en yacimientos cercanos podría hacer rentable un proyecto potencial, pero un solo retenedor podría hacer fracasar el proyecto.

Huelga decir que esta cooperación no se ha materializado. Sólo el año pasado, la industria quemó, venteó y filtró al aire metano por valor de 48.000 millones de dólares, lo que equivale a más del 70% del consumo de gas de toda la Unión Europea. Estas peligrosas emisiones no sólo pueden evitarse, sino que también son una oportunidad para frenar el cambio climático y aumentar la seguridad energética. Sin embargo, para aprovechar esta oportunidad es necesario pasar de las ganancias individuales a las soluciones cooperativas.

Comparación de los volúmenes de gas disponibles procedentes de la quema en antorcha, el venteo y las fugas [Análisis de Capterio; datos del Banco Mundial (2023), IEA Methane Tracker (2024), IPCC (2022)].

Un plan en tres fases: identificar proyectos, materializar la financiación y rastrear las reducciones

Resolver cualquier problema de acción colectiva requiere coordinación, alineación de incentivos y cooperación entre las partes interesadas. El liderazgo mundial de los campeones del metano, las iniciativas multilaterales y las nuevas normativas desempeñarán un papel importante.

Por ejemplo, en la COP28, la Unión Europea puso en marcha su iniciativa "You Collect We Buy" (Tú recoges, nosotros compramos), destinada a fomentar la captura y comercialización de gas, que se complementó recientemente con una "Hoja de ruta de la asociación para la reducción del metano" en la COP29. Iniciativas como éstas son pasos importantes hacia la alineación de las ambiciones de las partes interesadas, pero sólo darán resultados si abordan la inercia subyacente que bloquea el progreso.

Un nuevo informe de Clean Air Task Force ilustra cómo la UE podría lograrlo en la práctica movilizando el compromiso y la coordinación necesarios para que las partes interesadas colaboren en las acciones necesarias. La solución pasa por desarrollar un marco de cooperación que permita a las partes interesadas generar impulso, confianza e incentivos para los proyectos de captura de gas en tres sencillos pasos.

En primer lugar, las empresas, los países, los bancos y los mercados de créditos de carbono deben generar confianza en los proyectos de captura de gas y aprovechar los datos para hacer frente a las percepciones negativas en torno a la financiación de proyectos de recuperación de gas en el sector del petróleo y el gas, sobre todo en los países de renta baja y media con escasez de liquidez, donde los costes de los préstamos son mucho más elevados.

Para ello, hay que fomentar la confianza de los inversores destacando los proyectos de éxito, estableciendo barreras para evitar la dependencia de los combustibles fósiles y mejorando los datos sobre combustión en antorcha y emisiones de metano con sólidos marcos de seguimiento, notificación y verificación.

En segundo lugar, las empresas deben dar prioridad al desarrollo de proyectos de recuperación de gas. Para ello es necesario crear incentivos internos que fomenten la mitigación del metano, como elevar los objetivos de reducción de emisiones a la categoría de objetivos de rendimiento y seguridad que deben cumplir los gestores de las instalaciones.

Mientras que las empresas inevitablemente hacen malabarismos con prioridades contrapuestas y con la presión de los accionistas para obtener los mayores beneficios, la reducción de las emisiones de metano debe convertirse en una prioridad absoluta, incluso cuando no maximice los beneficios. Otras partes interesadas -incluidos los gobiernos- pueden reducir los costes netos de estos proyectos utilizando incentivos positivos y negativos, como sanciones y exenciones fiscales.

En tercer lugar, las partes interesadas deben desarrollar un enfoque para rastrear los volúmenes de gas capturados a lo largo de la cadena de suministro y llevarlos al mercado. Los atributos medioambientales del gas reducido y de menor intensidad tienen valor comercial, pero para liberar este valor necesitamos un mercado con compradores dispuestos a pagar por un gas más limpio.

La creación de este mercado y la vinculación de volúmenes específicos de gas con sus atributos medioambientales es clave para impulsar la reducción proactiva antes de que entren en vigor futuras obligaciones normativas, como el Reglamento sobre metano de la UE.

Matriz de acciones recomendadas y competencias de las principales partes interesadas 

¿Qué hay que hacer a continuación?

En todo el mundo, las sociedades se enfrentan a retos compartidos y similares: acelerar la acción por el clima, avanzar en la equidad social y económica y garantizar un acceso justo a una energía fiable. Aunque estos problemas puedan parecer distintos, sus soluciones están profundamente interconectadas y se basan en un uso más sostenible y eficiente de los recursos de nuestro planeta.

Alcanzar este equilibrio requiere la resolución colectiva de los problemas, y en el sector de los combustibles fósiles, donde el despilfarro de recursos también acelera peligrosamente el calentamiento del planeta, los argumentos a favor de la acción no pueden ser más claros. Los proyectos de captura de gas presentan una enorme oportunidad a corto plazo, y la reducción de estas emisiones puede frenar el cambio climático, ganar tiempo para estrategias paralelas de descarbonización y aumentar la seguridad energética mundial.

En medio de los conflictos en Oriente Medio y Europa del Este, la preocupación por las recientes elecciones en Estados Unidos y la incertidumbre de los mercados energéticos, nunca ha habido un momento más urgente para que la UE y otros líderes muestren un liderazgo audaz y ambicioso para aprovechar la oportunidad de capturar gas.

Reducir estas emisiones es la herramienta más rápida y barata que tenemos para frenar el calentamiento a corto plazo. Y al igual que ocurre con otros retos climáticos más amplios, el éxito real depende de que se rompa el costoso estancamiento y se antepongan los resultados colectivos a los intereses individuales.

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