Diseñar un modelo de negocio para la tecnología climática en Europa
La dependencia excesiva de una vía, como centrarse en gran medida en las energías renovables y la electrificación sin avanzar en otras opciones tecnológicas, aumenta el riesgo de no alcanzar los objetivos climáticos. El enfoque político de Estados Unidos promueve múltiples tecnologías para aumentar las opciones de descarbonización apoyando las tecnologías con una variedad de estructuras de incentivos desde el laboratorio hasta la comercialización, abordando las barreras, habilitando la infraestructura y proporcionando claridad para el despliegue a gran escala.
Para que los argumentos empresariales tengan éxito y se cumplan los objetivos de descarbonización, los responsables políticos europeos deberían:
- Apoyar la innovación tecnológica y adoptar un enfoque que maximice el número de vías y soluciones disponibles. Además de apoyar la rápida expansión de las energías renovables, los responsables políticos deben respaldar un conjunto ampliado de opciones que incluya la energía nuclear convencional y de nueva generación, la captura y el almacenamiento de carbono, los combustibles de carbono cero beneficiosos para el clima y su infraestructura de apoyo.
- Aclarar el panorama actual de la política de financiación del despliegue tecnológico en la UE y sus Estados miembros, evaluando si es o no adecuado para lograr el despliegue y cómo podría mejorarse y simplificarse.
- Adaptar la política para reducir los costes. La política debe salvar la brecha entre la demostración, el despliegue y la comercialización para crear un argumento comercial que permita ampliar las tecnologías beneficiosas para el clima en Europa.
- Permitir un despliegue más rápido mediante la racionalización de la reglamentación y la autoactivación de instrumentos políticos basados en criterios claros y preexistentes que no requieran una aprobación caso por caso previa a los hechos.
- Abordar las necesidades de infraestructuras con una planificación y coordinación proactivas. Esto ayuda a superar los obstáculos que se interponen en la construcción de infraestructuras energéticas compartidas, como el transporte y almacenamiento de dióxido de carbono e hidrógeno, la transmisión y la interconexión, entre otras.