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Clean Air Task Force Declaración sobre la norma NAAQS de la EPA relativa a las partículas

7 de diciembre de 2020 Área de trabajo: Centrales eléctricas

Al apresurarse a finalizar esta revisión de los Estándares Nacionales de Calidad del Aire Ambiental para las partículas en sus últimos días, la Administración Trump continúa su asalto a la salud pública, la ciencia y el trabajo de sus propios científicos. Es frustrante y decepcionante ver cómo esta administración prioriza los objetivos políticos sobre las políticas sólidas basadas en la ciencia, especialmente a expensas de la salud de los estadounidenses. La EPA de Trump ha sido un infractor particularmente atroz en esta área, ya que la agencia ha participado en un esfuerzo amplio y multifacético para ignorar, devaluar y socavar los beneficios de la salud pública del aire limpio.

En contra de los mandatos expresos previstos en la Ley del Aire Limpio, la decisión de la Agencia de no reforzar la protección de la salud pública en esta norma no respeta los últimos conocimientos científicos, que apoyan firmemente una norma más protectora. La Ley del Aire Limpio exige que las normas nacionales de calidad del aire se establezcan a un nivel que "proteja la salud pública con un margen de seguridad adecuado". Ese lenguaje tiene en cuenta cualquier incertidumbre, por lo que el argumento de la Agencia de que las "incertidumbres" le obligan a no hacer nada es vacío.

La exposición -tanto a corto como a largo plazo- a las partículas finas está asociada a graves efectos sobre la salud, como la disminución de la función pulmonar, los ataques de asma, los infartos de miocardio y la mortalidad prematura, y no hay ningún umbral por debajo del cual no se produzcan esos efectos. Al no emitir una norma actualizada y más protectora, la dirección de la EPA ignoró a su propio personal de carrera, que llegó a la conclusión de que una norma más estricta (tan baja como 8 µg/m3) estaba justificada por las pruebas científicas, que muestran graves impactos perjudiciales en concentraciones inferiores al nivel estándar anual actual de 12 µg/m3.

Dado que estas normas constituyen la base de otras acciones del programa normativo de la EPA para prevenir la exposición a esta peligrosa contaminación atmosférica, e impulsan más protecciones para la salud, esta acción tiene importantes consecuencias. La contaminación por partículas finas preocupa especialmente a las comunidades que viven cerca de grandes instalaciones industriales, centros de transporte y carreteras. Esto representa un grave problema de justicia ambiental, ya que las personas que viven cerca de estas fuentes de partículas finas tienden a ser desproporcionadamente personas de bajos ingresos y de color.

La Administración Biden tendrá que tomar medidas rápidas para revocar esta decisión y responder con una norma basada en la ciencia y centrada en la salud pública y el medio ambiente.

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