Modernizar el modo en que los compradores de electricidad rinden cuentas y son reconocidos por su impacto en la descarbonización y su liderazgo climático
Para evitar los peores efectos del cambio climático, el mundo debe reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero y alcanzar un estado de emisiones netas cero a mediados de siglo. Todos los sectores de la economía deben seguir esta senda, incluido el sector eléctrico. Pero la descarbonización del sector eléctrico debe acelerarse, no sólo para mitigar una importante fuente de emisiones, sino también para dar cabida a la electrificación de otros sectores, como el transporte y la calefacción. Una red totalmente descarbonizada debe estar en marcha mucho antes de 2050. El ritmo de descarbonización de la red está actualmente fuera de lugar para cumplir estos plazos, y las intervenciones políticas impactantes siguen siendo esquivas.
A falta de una política climática adecuada, muchas empresas y otros grandes compradores de electricidad han adoptado voluntariamente objetivos de sostenibilidad para adquirir y utilizar electricidad limpia en sus operaciones. Hasta la fecha, los compradores que buscan cumplir sus compromisos han catalizado el despliegue de gigavatios de nueva capacidad de generación de electricidad renovable (principalmente eólica y solar). En la consecución de estos objetivos, los compradores se guían por un conjunto claro de normas y métodos de contabilidad y por las reglas y metodologías de los programas de liderazgo y reconocimiento de terceros. Sin embargo, dada la necesidad crítica de obtener el mayor impacto de descarbonización de las acciones de los compradores del mercado, es justo y necesario cuestionar si estas normas, métodos de contabilidad y el ecosistema de los programas de liderazgo y reconocimiento están de hecho totalmente alineados con la maximización de las contribuciones que los compradores pueden hacer para abordar la crisis climática.
