Cuando lanzamos CATF en 1996, nuestra estrategia era simple: promulgar una política federal para obligar a las plantas de carbón más antiguas a cumplir con las mismas tasas de emisión que las plantas nuevas, reduciendo así la cantidad de contaminantes nocivos en la atmósfera.
Comenzamos como un pequeño equipo de abogados, científicos y juristas con sede en Boston, Massachusetts, y desde entonces hemos crecido durante 25 años hasta convertirnos en una organización ambiental global sin ánimo de lucro que trabaja para proteger al mundo contra los peores impactos del cambio climático. Esto lo hacemos abogando por políticas para reducir las emisiones y catalizando el rápido desarrollo y despliegue de energía baja en carbono y otras tecnologías de protección del clima, utilizando la investigación y el análisis, la promoción pública y la participación del sector privado para alcanzar nuestros objetivos.
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