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Bosque verde

5ª Reunión del Grupo de Expertos en Eliminación de Carbono: Presentación de nuevas metodologías y retos futuros

4 de noviembre de 2024 Área de trabajo: Captura de carbono, Sistemas terrestres

La consecución de los objetivos climáticos propuestos por la UE para 2040 exigirá un despliegue significativo de la absorción de carbono. Un escenario de la evaluación de impacto de la Comisión Europea sugiere que hasta 330 toneladas métricas (Mt) tendrían que proceder del sector de uso de la tierra, cambio de uso de la tierra y silvicultura (LULUCF) y 114 Mt adicionales repartidas entre la bioenergía con captura y almacenamiento de carbono (BioCCS) y la captura y almacenamiento directo de carbono en el aire (DACCS)1. Para ello, se están desarrollando metodologías de certificación de estas actividades en el marco del Reglamento de la UE sobre la certificación de la absorción y el almacenamiento de carbono (CRCF).  

Como parte de este proceso, la Comisión Europea celebró la quinta reunión del Grupo de Expertos2 los días 21 a 23 de octubre de 2024, en la que se presentaron los borradores de los elementos de las metodologías de certificación de la UE para su aportación.

CATFPrincipales conclusiones y análisis

Para que las metodologías del CRCF se conviertan en una norma mundial, deberían al menos igualar -e idealmente superar- el rigor de las normas establecidas para los mercados voluntarios de carbono.

Aunque la calidad de las normas voluntarias varía considerablemente, hay ejemplos de requisitos sólidos, muchos de los cuales se han destacado en estudios académicos y en procedimientos recientes relacionados con el Consejo de Integridad para el Mercado Voluntario del Carbono (IC-VCM) y las negociaciones del artículo 6. Lamentablemente, aún no se dispone de suficientes detalles para evaluar la calidad y solidez de varias de las metodologías facilitadas. 

Persisten disparidades significativas en el progreso y la calidad de los proyectos de metodologías, lo que pone de relieve los distintos niveles de preparación técnica.

Muchas metodologías aún tienen que colmar importantes lagunas técnicas y no se ha llegado a un acuerdo sobre los mejores enfoques. Por ejemplo, los expertos se mostraron preocupados por la forma en que las propuestas de agricultura del carbono equilibran los requisitos de adicionalidad con el deseo de recompensar, o al menos no penalizar, a los primeros en adoptar actividades de agricultura del carbono.  

También existe una posible confusión derivada de las diferencias entre las metodologías en cuanto a los periodos de actividad propuestos para la agricultura del carbono (que van de cinco a 30 años) y los periodos de seguimiento (que van de 10 a 40 años, incluidos los periodos de actividad). Además, se debatió mucho sobre cómo aplicar los requisitos mínimos de sostenibilidad en los numerosos contextos en los que se aplica el CRCF. Resolver las incoherencias en el progreso y la calidad de las distintas metodologías es esencial para garantizar que todas las unidades certificadas cumplen los elevados estándares exigidos para que las absorciones de carbono sean creíbles y fiables en el marco del CRCF. 

Es necesario seguir debatiendo los casos de uso para garantizar la integridad medioambiental del sistema.

La falta de claridad actual sobre los usos previstos para los distintos tipos de unidades de eliminación de carbono y de reducción de las emisiones del suelo derivadas de las diferentes actividades dificulta la determinación de los criterios más adecuados para las metodologías, especialmente en la agricultura del carbono, donde son esenciales las decisiones sobre los periodos de seguimiento, las estructuras de responsabilidad y el establecimiento de líneas de base.  

Quedan muchas cuestiones abiertas y preocupaciones sobre los aspectos técnicos de las metodologías. 

Los elementos aún por proponer se abordarán en talleres adicionales previstos para finales de este año y en 2025. Pero las cuestiones son complicadas y hasta la fecha ha habido poco consenso científico en torno a los detalles técnicos restantes, por lo que será difícil lograr una resolución rápida y sólida de estos asuntos. 

  • Mudanzas permanentes: 
    • Control y responsabilidad del biocarbón. La metodología propuesta para el biocarbón no requiere ningún tipo de seguimiento una vez que el biocarbón se aplica al suelo; en su lugar, la tasa de descomposición se contabiliza basándose únicamente en un modelo empírico. El CRCF establece que los métodos clasificados como "permanentes" deben cumplir requisitos tan estrictos como los de las extracciones mediante almacenamiento geológico, y la falta de seguimiento no cumple la norma. Los estudios de campo suscitaron dudas sobre el carácter conservador del modelo de desintegración utilizado. También se debatió sobre los efectos desconocidos que el biocarbón puede tener en las características del suelo. 
    • Determinación de las emisiones de Alcance 2 para DACCS y BioCCS. Se expresó la preocupación de que la aplicación de las mismas normas que para la producción de hidrógeno a la eliminación de carbono pudiera obstaculizar los primeros proyectos de despliegue de tecnología dentro de la actual combinación de suministro energético. Se recomendó permitir a los operadores utilizar la correlación temporal anual a corto plazo y pasar a un régimen más estricto de correlación temporal horaria en la década de 2030. 
    • Contabilización de las emisiones netas del ciclo de vida de los recursos de biomasa. Las emisiones biogénicas (las procedentes de la combustión de biomasa o de otros procesos de transformación de los recursos de biomasa) se consideran nulas en los sistemas de contabilidad de emisiones de la UE. Determinar una contabilidad adecuada de tales emisiones en el ciclo de vida de los BioCCS es complejo. Se proponen requisitos de abastecimiento de biomasa para reducir las emisiones derivadas del cambio indirecto del uso de la tierra en consonancia con la Directiva revisada sobre energías renovables (RED III), pero se ha expresado la preocupación de que estas salvaguardias no sean lo suficientemente sólidas.  
  • Agricultura del carbono:
    • Líneas de base normalizadas para la cuantificación del carbono del suelo y el óxido nitroso. Los detalles sobre cómo se determinarán las líneas de base normalizadas para el almacenamiento de carbono en el suelo siguen en desarrollo, al igual que las directrices de certificación para la reducción de las emisiones de óxido nitroso en las explotaciones, que se añadieron al CRCF más adelante en el proceso. 
    • Incorporar los cambios del albedo a las metodologías de certificación forestal. Las propuestas actuales no tienen en cuenta las repercusiones climáticas de los gases que no son de efecto invernadero, como los cambios en el albedo por la plantación de árboles. Y ello a pesar de que está demostrado que, en algunos lugares de Europa, la reducción del albedo con la plantación de árboles podría compensar más de la mitad de los beneficios climáticos derivados de la eliminación de carbono. 
    • Evaluaciones de riesgo que tengan en cuenta las inversiones. Aún están pendientes de decisión los mecanismos para tener en cuenta el error del modelo en la cuantificación del carbono del suelo y los métodos de evaluación de riesgos para un colchón de riesgo común que cubra las inversiones en las actividades de plantación de árboles. 
    • Actividades forestales adicionales. Aunque las actividades de restauración forestal y gestión de los bosques deben estar cubiertas por el CRCF, en el taller no se presentaron metodologías para ellas. 

Puntualidad frente a calidad

La puntualidad es crucial, pero nunca a expensas de la calidad. Los retos técnicos que tenemos por delante son considerables, con muchas cuestiones sin resolver, especialmente en la categoría de la agricultura del carbono, sobre cómo se pondrán en práctica estas metodologías para garantizar un programa de certificación sólido. Los próximos talleres, que se centrarán en los elementos clave de los protocolos de la agricultura del carbono, deberían ayudar a avanzar en este sentido, pero aún quedan retos muy complejos y la Comisión Europea ha fijado un plazo limitado para lograr avances decisivos.   

El camino a seguir 

Hasta mediados de noviembre de 2024, los miembros del Grupo de Expertos pueden enviar sus comentarios sobre los elementos preliminares de las metodologías de certificación. Estos comentarios serán fundamentales para seguir perfeccionando estas metodologías con el fin de que cumplan altos estándares de precisión y eficacia.   

El CRCF entrará en vigor tras su publicación en el Diario Oficial de la UE, prevista para diciembre de 2024. La Comisión Europea tiene la tarea de presentar el primer conjunto de actos delegados en el plazo de un año tras la entrada en vigor del Reglamento. Los actos de ejecución sobre las normas de verificación y registro también se esperan para 2025. 

La Comisión también tiene el mandato de evaluar, antes de 2026, si se integrarán las absorciones permanentes de carbono en el régimen comunitario de comercio de derechos de emisión (RCCDE) y, en caso afirmativo, cómo. Conjuntamente, CATF y CONCITO han colaborado en un informe titulado "The Balancing Act: Risks and Benefits of Integrating Permanent Carbon Removals in the EU ETS" que examinará las opciones políticas para integrar las extracciones permanentes de carbono en el RCCDE y ofrecerá recomendaciones sobre las características de diseño y las salvaguardias necesarias para evitar comprometer el funcionamiento y la integridad medioambiental del RCCDE, en caso de que se integren las extracciones. El informe se presentará el 2 de diciembre de 2024. 

Más información sobre el Grupo de Expertos en Eliminación de Carbono.


1 Estimaciones del escenario S3 en la evaluación de impacto que acompaña a la Comunicación de la Comisión Europea.

2 El Grupo de Expertos reúne a más de 70 miembros de diversos sectores: autoridades nacionales, empresas, ONG e instituciones de investigación. 

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