Poniendo en perspectiva las fugas de gas de Nord Stream
El 26 de septiembre se descubrieron tres roturas distintas en conductos de gas natural frente a la costa de Dinamarca, lo que provocó un evento de superemisión de metano sin precedentes.
Los dos grandes gasoductos (formados cada uno por dos líneas diferentes) -Nord Stream 1 y Nord Stream 2- se construyeron para suministrar gas natural de Rusia a Alemania por debajo del Mar Báltico. Los aproximadamente 1.200 kilómetros de tuberías contenían cantidades significativas de metano, el principal componente del gas natural.
Las estimaciones iniciales varían mucho, pero las fugas del Nord Stream pueden representar el mayor evento de emisión de metano jamás registrado. Según la información facilitada por Nord Stream AG, el principal operador de los gasoductos, la pérdida total de gas de cada gasoducto podría ascender a 170-190 kilotoneladas de metano, lo que significa que si los tres gasoductos perdieran todo su gas, se filtrarían más de 500 kilotoneladas de metano en una semana. Si todo este gas llegara a la atmósfera, tendría el mismo impacto climático en las próximas dos décadas que las emisiones de un año de casi 9 millones de turismos.
A modo de comparación, se calcula que una fuga de 2015 en Aliso Canyon (California) -considerada generalmente como la mayor fuga de la historia- emitió unas 97 kilotoneladas de metano a la atmósfera durante un periodo de tres meses y medio.
El 2 de octubre, cinco días después de que se informara de las fugas iniciales, el gobierno danés anunció que éstas habían cesado. Aunque el motivo de las roturas sigue sin estar claro y no se conoce con exactitud la parte del gas filtrado que entró en la atmósfera, no se puede ignorar el impacto climático de este suceso.
¿Por qué la contaminación por metano es un problema para el clima?
El metano -que representa más del 90% del gas de los gasoductos Nord Stream- es un potente gas de efecto invernadero que tiene un impacto climático más de 80 veces superior al del dióxido de carbono en un periodo de 20 años. Debido a su corta vida, mitigar las emisiones de metano es fundamental para reducir la cantidad de calentamiento global que experimentaremos en los próximos 20 a 30 años, un plazo crucial para evitar pasar por puntos de inflexión climáticos irreversibles.
El gas metano también contribuye a la formación de ozono troposférico, que puede provocar muertes prematuras por enfermedades respiratorias y cardiovasculares. Según la Evaluación Mundial del Metano, cada millón de toneladas de emisiones de metano eliminadas evitaría 1.400 muertes prematuras y 4.300 emergencias relacionadas con el asma al año.
¿Por qué es difícil calcular la cantidad total de metano que se filtró a la atmósfera?
Aunque las tecnologías de detección de metano por satélite han mejorado en los últimos años, permitiendo que los instrumentos espaciales detecten y cuantifiquen las grandes emisiones de metano en cualquier parte del mundo, las circunstancias específicas de esta fuga plantean retos únicos. Como las roturas se produjeron tan rápidamente, hubo poco tiempo para utilizar la vigilancia aérea, como drones, helicópteros o aviones equipados con instrumentos de teledetección, para caracterizar la pluma de emisiones. Además, la ubicación de los sucesos en latitudes septentrionales durante una época del año nublada dificultó la observación de la zona de la fuga por parte de los satélites, y muchos instrumentos satelitales tienen dificultades para observar las plumas de metano sobre los océanos.
La ubicación submarina de la fuga plantea problemas adicionales a la hora de estimar su impacto en el calentamiento global. Si el metano es absorbido por los microbios o se disuelve en el agua, la cantidad de metano que llega a la superficie del mar puede ser mucho menor, pero la cantidad absorbida varía mucho en función de factores como la temperatura del agua y la concentración microbiana. La profundidad de la fuga y el tamaño de las burbujas de metano también influyen en la disolución del metano en el agua.
¿Qué pasa después?
En los próximos meses, se utilizarán varias metodologías para estimar la cantidad de metano que se liberó a la atmósfera a causa de este evento. Sin embargo, las estimaciones precisas de la cantidad de metano que entró en la atmósfera a causa de este evento pueden tardar muchos meses en producirse.
Las últimas estimaciones de las emisiones de metano, basadas en datos empíricos de las torres de vigilancia atmosférica del norte de Europa, sugieren que el total de gas perdido podría oscilar entre 56 y 155 kilotoneladas. Pero para estimar con exactitud la cantidad de metano filtrado, necesitaremos mucha más información, y sabremos más cuando el operador de Nord Stream publique las cifras exactas del volumen de gas perdido.
¿Cuál es la forma más rápida de reducir las emisiones de metano en el futuro? ¿Cómo se comparan las fugas de metano de la industria del petróleo y el gas con los grandes eventos de emisiones?
Aunque se trata sin duda de una fuga muy importante, la industria del petróleo y el gas pierde 82 millones de toneladas de metano al año por emisiones fugitivas, quema incompleta y venteo. Eso significa que la industria del petróleo y el gas emite tanto como las fugas del Nord Stream cada día del año.
Desgraciadamente, como estas emisiones proceden de muchos incidentes mucho más pequeños, pasan en gran medida desapercibidos y no se mitigan. CATF ha documentado cientos de estos eventos de emisiones de metano más pequeños en toda Europa durante los últimos 18 meses, mientras que otros equipos han realizado un trabajo similar en Estados Unidos, Canadá y América Latina.
La buena noticia es que podemos reducir hasta el 85% de las emisiones de metano del sector del petróleo y el gas con la tecnología que tenemos hoy en día, como una política específica, una regulación más estricta y el despliegue de tecnología mejorada. El metano sigue estando muy poco regulado, lo que significa que estas soluciones disponibles no se están aplicando o haciendo cumplir, y CATF está impulsando una legislación inteligente sobre el metano en todo el mundo.
La magnitud relativa de los grandes eventos de emisiones, como las roturas de oleoductos, pone de relieve una enorme oportunidad para reducir millones de toneladas de metano del sector del petróleo y el gas, utilizando soluciones fácilmente disponibles. A medida que los responsables políticos avanzan en la aprobación y aplicación de una política global sobre el metano, las fugas del Nord Stream deberían servir de catalizador para lograr una normativa más estricta, mejores mecanismos de financiación y una actuación más rápida para mitigar este supercontaminante nocivo.