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petróleo y gas

Donde hay una voluntad: Hay una oportunidad para dar un gran paso adelante en materia de clima

5 de abril de 2019 Área de trabajo: Metano

A menudo decimos en Clean Air Task Force que somos una organización pequeña que no se queda atrás. Para ello, afinamos constantemente el enfoque de nuestro trabajo sobre el calentamiento global, para asegurarnos de que concentramos nuestros esfuerzos en las soluciones que marcarán la mayor diferencia, y en los lugares donde tendrán el mayor impacto. Por ejemplo, cuando empezamos a trabajar en los contaminantes climáticos de vida corta (CCVC) en 2002, realizamos una serie de evaluaciones, análisis y clasificaciones para centrar nuestro trabajo en la protección del clima.

Así que, a medida que nuestro trabajo se centraba cada vez más en el metano del petróleo y el gas, empezamos a preguntarnos: "Si todas estas reducciones de emisiones son tan baratas y tan fáciles, ¿por qué nadie hace nada al respecto?". La respuesta es lo que se conoce como "barreras". Las barreras son tanto reales como percibidas, e impiden a las empresas realizar las reducciones económicas que existen en su negocio para reducir las emisiones de metano. En 2013 publicamos un libro blanco con ICF International sobre las barreras en el sector del petróleo y el gas para la reducción del metano. El documento identifica diez barreras principales que impiden la reducción del metano. Aunque el documento está un poco anticuado, todas las barreras siguen existiendo y siguen impidiendo que el mundo se dé cuenta de los potenciales beneficios económicos y medioambientales de la reducción de las emisiones de metano del sector del petróleo y el gas.

En 2013, sin embargo, el trabajo de CATFse centró casi por completo en presionar a los estados de Estados Unidos y al gobierno federal para que avanzaran en la regulación del metano. Apenas estábamos empezando a sumergirnos en la escena internacional. Desde entonces, CATF ha desempeñado un papel decisivo en el desarrollo y la promulgación de políticas en todo el mundo para reducir drásticamente las emisiones de metano del sector del petróleo y el gas. Y también hemos descubierto una serie de barreras adicionales que impiden una acción climática drástica.

Por ejemplo, en México, la empresa estatal de petróleo y gas PEMEX envía al gobierno cada peso que gana con la venta de gas y petróleo. El gobierno, a su vez, envía a PEMEX un presupuesto de funcionamiento. Esto hace casi imposible que PEMEX obtenga los beneficios económicos de la reducción de las emisiones de metano. Para solucionarlo, habrá que hacer cambios en PEMEX y en HACIENDA, el Ministerio de Hacienda mexicano. En todo el mundo existen barreras individualizadas como ésta.

Pero cuestiones estructurales como éstas no son el mayor impedimento que hemos descubierto. Ese obstáculo es la voluntad política.

Veamos algunos ejemplos en Norteamérica. En 2016, tras meses de intensa presión en el frente nacional, la Estados Unidos acababa de finalizar el primer conjunto de regulaciones nacionales que apuntaban directamente a las emisiones de metano del sector del petróleo y el gas. Las provincias de Canadá estaban empezando a exigir la detección y reparación de fugas en algunos emplazamientos de Alberta y Columbia Británica, y México estaba empezando a aplicar importantes cambios constitucionales para abrir sus mercados energéticos a la inversión privada e internacional. El metano, como problema internacional, no estaba realmente en lo alto de la lista de nadie. Pero eso estaba a punto de cambiar.

Tras el éxito de la normativa nacional sobre el metano, la Administración Obama vio la oportunidad de ampliar las políticas de reducción del metano al ámbito internacional. Así, en el verano de 2016, en lo que suele llamarse la cumbre de los "Tres Amigos", o más formalmente la Cumbre de Líderes de América del Norte (NALS), el liderazgo de Estados Unidos hizo que Canadá y México se unieran en un compromiso tripartito para reducir drásticamente las emisiones de metano del sector del petróleo y el gas en un 40-45% para 2025. La declaración resultante de la NALS hizo sonar los cañones de salida en Ottawa, Washington D.C. y Ciudad de México. De repente, los ministerios y organismos tenían luz verde y un mandato para abordar el problema del metano del petróleo y el gas.

CATF acababa de iniciar pequeños proyectos en Canadá y México sobre el tema del metano, pero sólo tenía modestas expectativas en cualquiera de ellos. Sin embargo, después de la NALS, la recién creada Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA) de México y Medio Ambiente y Cambio Climático de Canadá se pusieron a trabajar. Unos dos años y medio después, ambos países han ultimado una normativa federal en Canadá y México que reducirá drásticamente las emisiones de metano en un 45-75%. Sin la cobertura política que los compromisos de NALS dieron a los burócratas en Ottawa y Ciudad de México, no hay duda de que no habríamos llegado a este punto en este momento.

Y, lamentablemente, en ese mismo periodo de tiempo, la Estados Unidos ha abandonado su papel de líder en materia de metano, desperdiciando innecesariamente la valiosa voluntad política que había reunido para liderar el esfuerzo en materia de metano, y en tantas otras iniciativas climáticas en todo el mundo.

La voluntad política es importante. En el mundo del cambio climático, las soluciones suelen ser tan desalentadoras como los impactos del calentamiento global. Para afrontar realmente el problema habrá que hacer grandes cambios en nuestra sociedad en su conjunto, en nuestra forma de vivir, de movernos, de comer, etc. El simple hecho de prever esos cambios necesarios puede intimidar hasta el punto de no actuar. Pero ahora mismo tenemos la oportunidad de hacer una gran mella en el calentamiento que ya está afectando a nuestro planeta, y podemos hacerlo con tecnologías y prácticas que existen ahora mismo y que son económicas por sí mismas o muy baratas. Lo que necesitamos ahora es más liderazgo político. Necesitamos que los presidentes y primeros ministros den un paso adelante y se comprometan con sus países a reducir las emisiones de metano. El metano del petróleo y el gas es la forma más fácil y barata de que los países avancen realmente hacia el cumplimiento de sus objetivos climáticos (sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional, NDC) hacia los acuerdos climáticos de París. Varios países incluyen el metano en sus NDC, pero sólo México tiene objetivos específicos para el metano del petróleo y el gas. Esto tiene que cambiar. Con una voluntad política como ésta, casi todas las demás barreras que existen para las emisiones de metano del sector del petróleo y el gas se quedarán en el camino. Ya es hora de que haya un liderazgo audaz.

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