La EPA publica un documento sobre los efectos en la salud de la contaminación atmosférica causada por el petróleo y el gas
Los científicos descubrieron que, en 2025, se espera que las partículas y el ozono procedentes del petróleo y el gas provoquen estos efectos sobre la salud:
- 1.970 muertes prematuras,
- 1000 ingresos hospitalarios por causas respiratorias y cardiovasculares,
- 3600 visitas al servicio de urgencias,
- 39.000 personas con síntomas respiratorios superiores e inferiores,
- 1.100.000 ataques de asma y 770.0000 días de escuela perdidos para los niños,
- 3 millones de días de actividad reducida y 100.000 días de trabajo perdidos para los adultos
Este trabajo, revisado por expertos, ofrece una cuantificación exhaustiva de las consecuencias para la salud de la contaminación por petróleo y gas, basada en información actualizada sobre las emisiones de la industria y en los últimos conocimientos científicos sobre la atmósfera. Estos resultados también coinciden con lo que Clean Air Task Force, y muchos otros, llevan diciendo desde hace años: la contaminación de la industria del petróleo y el gas supone una amenaza real para la salud, especialmente para los niños que sufren de asma. Hace dos años, publicamos "Gasping for Breath", un informe que cuantificaba los impactos en la salud en Estados Unidos del smog de ozono producido por la contaminación de la industria del petróleo y el gas. Ese estudio informó de impactos muy similares, lo que no es sorprendente, ya que ambos estudios utilizaron metodologías similares. La principal diferencia es que el estudio de la EPA incluía los impactos tanto de la contaminación por partículas como del smog de ozono, mientras que nuestro estudio se centraba sólo en los impactos del ozono. Como resultado, la EPA informó de un número aún mayor de consecuencias para la salud derivadas de la contaminación atmosférica por petróleo y gas. Además, la EPA consideró una gama más amplia de impactos sobre la salud, incluyendo las muertes prematuras.
El estudio de la EPA se publicó en julio de 2018, pero hasta ahora ha recibido poca atención. Incluso mientras este equipo de científicos de la EPA trabajaba en la cuantificación de los impactos en la salud del petróleo y el gas, otros en la misma Agencia han estado trabajando para derogar las normas de contaminación por metano del petróleo y el gas de 2016 diseñadas para ayudar a reducir estas emisiones.
La reacción de la EPA a los graves impactos sobre la salud predichos por sus propios científicos es debilitar en gran medida -o descartar- las normas de sentido común que la EPA puso en marcha en la Administración anterior, aparentemente porque la industria encuentra inconveniente el cumplimiento de esas normas.
Clean Air Task Force utilizará todas las herramientas que ofrece la ley para oponerse a dicha derogación.